lunes, 1 de diciembre de 2014

Llovía estruendosamente. Un coche conducido por un anciano  de facciones muy arrugadas y mirada siniestra atravesaba en aquel momento la carretera. Al tomar la curva, el auto comenzó a patinar y dio tres angustiosas vueltas de campana antes de ir a parar sobre un denso matorral, quedando inmóvil con las ruedas girando hacia arriba. Al cabo de unos segundos, el espantoso hombre...

el hombre salió del coche. Me acerqué a él, ya que estaba controlando la circulación. De repente el anciano empezó a balbucear unas palabras muy raras que parecían estar en otro idioma. Intenté descifrar lo que decía aquel señor; le llamé pero no contestó, le volví a llamar pero siguió sin contestarme.
Yo, ya muy asustado me acerqué un poco más sin pensar en las consecuencias que me podía traer.
El hombre empezó a balbucear las palabras cada vez más rápido y cada vez más rápido; mi corazón empezó a acelerarse.
De repente, empezaron a aparecer  robots de todos lados, uno tras otro, yo intenté escapar hacia atrás, pero apareció un robot y otro y otro... ya no tenía escapatoria...
Me cogieron, yo gritaba y gritaba pero nadie me escuchaba.
Unos segundos después uno de los robots me inyectó un microchip mediante una descarga eléctrica.
Después de la descarga me soltaron y caí al suelo desmayada. Al cabo de 20 minutos desperté. Me levante y empecé a seguir las ordenes que me obligaba el cuerpo a hacer.
¡¡¡ Me habían convertido en un robot !!!

LA INVASIÓN DE LOS ROBOTS HABÍA COMENZADO...




















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