viernes, 26 de diciembre de 2014

CARTA DE UN VIDENTE AL REINO DE LAS TRES LUNAS:


Hola, soy Limsordio, aunque también me podéis conocer como Esmerejildo. Sí, el Esmerejildo que os vende las verduras en el mercado.

Antes de dedicarme al comercio estuve rodeado de videntes que me enseñaron todo lo que sabían, ya que mi familia está formada por ellos. Sé que desde la traición de Alcestes nadie ha vuelto a hablar al rey de videntes. Esta es la causa por la que no me presento en persona, ya que no sé lo que podría pasar.

Pero hoy tengo una noticia muy importante que daros:

Llevo muchos años en el reino de las tres lunas, y como habréis podido comprobar no tengo ninguna mala intención. Pero como ya os he dicho, yo en realidad no soy un simple mercader, sino el pequeño de una gran dinastía de videntes. Y ellos me han enviado aquí porque temían que pasara lo que ahora está ocurriendo.

Las nuevas tecnologías han avanzado un montón y la gente ya no se para, como antes, a saludar al que se cruza, ya no se pasa los días tocando el violín, la flauta o cualquier otro instrumento. Y yo me he dado cuenta de una cosa en la que nadie mas se había fijado.

Las estatuas de la entrada al reino se están quebrando.  Lo que quiere decir que si la gente no empieza a tocar instrumentos, a dejar los móviles un rato y a jugar o charlar con sus amigos, las estatuas se vendrán abajo y todo el reino con ellas, ya que hay muchos seres enfermos y malignos que llevan siglos esperando a que esas dos figuras se rompan y Alcestes y Aldo renazcan de su terrible destierro.

Y  espero que entiendan el calibre de esta situación y divulguen por sus calles esta carta. Y quiero con esto también demostrar al rey que hizo una excepción absurda, ya que no todos los videntes somos tan malos como él piensa.


                           Un cordial abrazo,

                                                        de su fiel Limsordio.


Psd: espero que el rey lo entienda y no haga nada de lo que se pueda arrepentir.


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